Cómo conservar jamón y embutidos ibéricos

El jamón ibérico y los embutidos ibéricos son dos de los productos más emblemáticos de la gastronomía española. Pero, ¿sabes cómo conservar el jamón y embutidos ibéricos?

Su sabor único y su textura delicada los convierten en un manjar muy apreciado en todo el mundo. Sin embargo, una vez que estos productos han sido abiertos, es importante saber cómo conservarlos adecuadamente para asegurarnos de que mantengan su aroma, textura y sabor por más tiempo.

Partes del jamón ibérico y cómo abrirlo

Antes de hablar sobre la conservación del jamón ibérico, es importante conocer las partes que lo componen y cómo abrirlo correctamente. El jamón se divide en cuatro partes principales: maza, contramaza, codillo y punta.

Al abrir el jamón, necesitarás un cuchillo fuerte y sin dobleces. Haz una incisión a unos cuatro o cinco centímetros del hueso del codillo, esta será la zona por donde dirigirás los cortes. Para abrir el jamón, debes quitar la corteza de atrás hacia adelante, pasando de lo blando a lo duro, de esta manera tendrás un mejor control del cuchillo en todo momento.

plato de jamón ibérico de guijuelo

Cómo conservar el jamón ibérico una vez abierto

Después de abrir el jamón ibérico, es fundamental saber cómo conservarlo adecuadamente para evitar la aparición de moho y garantizar su frescura y sabor. Existen varios trucos y consejos que pueden ayudarte en este proceso.

En nuestra opinión, la mejor manera de conservar el jamón ibérico una vez abierto es reservar unas lonchas de grasa, preferiblemente no muy gruesas, para que se amolden al corte.

Posteriormente, puedes tapar el jamón con un trapo de algodón no muy grueso. De esta forma, se evitará que entre excesiva humedad y oxígeno al jamón, manteniendo su corte y sabor en perfectas condiciones.

Cómo conservar los embutidos ibéricos una vez abiertos

Además del jamón ibérico, muchos amantes de la gastronomía española también disfrutan de otros embutidos como el lomo ibérico, el chorizo o el salchichón. Al igual que el jamón, es importante saber cómo conservar estos embutidos una vez que han sido abiertos para mantener su frescura y sabor.

Aquí tienes algunos consejos útiles de Berman Ibéricos para conservar los embutidos ibéricos una vez abiertos:

  • No retires la piel de todo el embutido de una vez, solo quita la piel de la porción que vayas a consumir. Esto evitará que el embutido se seque en exceso.
  • Guarda los embutidos en un lugar fresco, seco y sin luz. La exposición a la luz puede alterar el color y el sabor de los embutidos, especialmente el salchichón.
  • Sella el corte del embutido con un film plástico y envuélvelo con un trapo de algodón. Esto ayudará a mantener el embutido fresco por más tiempo y evitará la entrada de humedad y olores no deseados.
  • Evita colgar los embutidos cerca de la cocina o en lugares donde haya cambios bruscos de temperatura. Los cambios de temperatura pueden afectar negativamente el sabor y la textura de los embutidos.
Cómo conservar jamón y embutidos ibéricos

Conclusiones

La conservación adecuada del jamón ibérico y los embutidos ibéricos una vez abiertos es fundamental para asegurarnos de que mantengan su frescura, sabor y textura por más tiempo. Siguiendo los consejos mencionados anteriormente, podrás disfrutar de estos deliciosos productos españoles en su mejor estado.

Recomendaciones específicas de Berman Ibéricos

Además de los consejos generales mencionados anteriormente, Berman Ibéricos ofrece algunas recomendaciones específicas para la conservación del jamón ibérico y los embutidos ibéricos:

  • En el caso del jamón ibérico, es importante que el corte quede bien sellado para evitar la entrada de aire y humedad. Para ello, puedes utilizar un film plástico o un trozo de papel de aluminio.
  • Si vas a conservar el jamón ibérico durante un periodo prolongado de tiempo, puedes guardarlo en el frigorífico. Sin embargo, es importante sacarlo del frigorífico unas horas antes de consumirlo para que alcance la temperatura ambiente.
  • En el caso de los embutidos ibéricos, es importante que se mantengan a una temperatura constante. Por ello, es preferible guardarlos en el frigorífico o en una despensa fresca.

¡Buen provecho!

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