¿Cuáles son los tipos de grasas del jamón? Cuando hablamos del jamón ibérico todos reconocemos perfectamente este producto y sus principales características: sabor, aroma, textura, etc. Pues bien, es la grasa la que proporciona todos estos atributos al jamón, haciéndolo sencillamente delicioso y claramente diferente a otros embutidos.
La composición de grasa presente en el jamón es la siguiente: grasa de depósito, intermuscular e intramuscular.
¿Qué es la grasa de depósito?
La grasa de depósito, también conocida como de cobertura, es la grasa que se adhiere al jamón en su parte exterior, rodeándolo. Presenta un tono amarillento y no es comestible, por lo que debe retirarse. En condiciones óptimas, su textura al tacto debe ser ligeramente tierna. La cantidad de grasa exterior suele ser proporcionalmente inversa a la calidad de este: a mayor calidad de la pieza, menos grasa de cobertura.
Grasa intermuscular
En el jamón, la grasa intermuscular es la que se forma entre los diferentes grupos musculares del cerdo. De forma popular, es frecuente referirse a ella como “tocino”.
La grasa intermuscular potencia el sabor del producto y, además, forma parte de las grasas conocidas como lípidos insaturados, que son más saludables.
La grasa intramuscular y sus propiedades
La grasa intramuscular es la responsable de proporcionar al jamón una serie de cualidades y atributos especialmente característicos. Entre ellos, algunos tan importantes como el brillo o las vetas del jamón.
La proporción de grasa intramuscular es especialmente importante para la jugosidad final del producto. En este sentido, la capacidad de infiltración de grasa intramuscular del cerdo 100% ibérico es superior al resto. Esto, junto a la alimentación del animal, determina los atributos y calidad del jamón en cuestión.
La importancia de la alimentación
La grasa es importante en la calidad del jamón. De esta va a depender, en gran medida, la dieta que haya seguido el cerdo durante su vida. Esto se debe a que estos animales son monogástricos, es decir, únicamente poseen un estómago. Como consecuencia, incorporan a su musculatura los ácidos grasos que toman en su dieta diaria, sin grandes cambios ni variaciones.
El jamón ibérico de bellota posee una grasa especialmente suave, de color ligeramente rosado y con un sabor muy agradable. La dieta de los cerdos durante la montanera, en la dehesa, es fundamental para la formación de la grasa intramuscular.
Los beneficios de la grasa del jamón ibérico
El jamón ibérico es un alimento muy popular en nuestra cultura. Su demanda no ha parado de crecer, no sólo en España, sino también fuera de nuestras fronteras. Cada vez son más los países en los que el consumo de jamón ibérico va al alza.
Si bien, no está exento de mitos y verdades “a medias”. Es por todos conocido aquello de “el jamón engorda” o “no te comas la grasa del jamón, que engorda”.
El contenido en calorías del jamón ibérico es innegable. Como también lo son sus numerosos beneficios para la salud. Y es que, consumiéndolo de forma equilibrada, el jamón ibérico contribuye a la mejora de la salud cardiovascular.
Su composición, rica en grasas insaturadas, es especialmente interesante para reducir los niveles de colesterol LDL o “malo”. Lo consigue gracias a su riqueza en ácido oleico, un componente sumamente beneficioso para nuestro organismo.
Pero es que, además, aporta toda una selección de vitaminas, especialmente las del grupo B y la vitamina E. Si te ha parecido poco, el jamón ibérico es también fuente de calcio, fósforo o hierro. La abundancia de este último en su composición convierte al jamón ibérico en un alimento esencial para personas con carencias de hierro, afecciones derivadas de esta, o anemia.
Estas son tan sólo algunas de las múltiples propiedades que posee esta maravilla gastronómica tan nuestra. Te invitamos a que sigas disfrutando del inigualable sabor, jugosidad y textura del auténtico jamón de bellota 100% ibérico, 75% ibérico o de nuestros jamones de cebo de campo o de cebo ibérico 50%
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